Gerente de laboratorio en el Programa de VIH del Ejército de los Estados Unidos en el Walter Reed Army Institute of Research (WRAIR). Estuvo vinculada a CIDEIM entre 1986 y 1994.
“CIDEIM fue mi escuela. Allí aprendí todas las bases que luego me sirvieron para mi carrera futura. Aprendí a observar, a organizar mis ideas, a poner en papel lo que deseaba y a trabajar en equipo. CIDEIM es una cuna de científicos y gente con mucho corazón para trabajar dispuestos a darlo todo, empezando por Nancy Gore Saravia, quien nos enseñó la pasión por el trabajo y por la ciencia.
Recuerdo cómo solíamos cultivar células sobre la mesa utilizando un mechero de gas o de alcohol, mientras la única cabina de flujo laminar estaba en el primer piso, en el laboratorio de biología molecular donde Iris y Ana Fernanda corrían geles. Montábamos montones de platos de 96 pozos en la mesa con mechero de alcohol y la contaminación era mínima. No fue sino hasta unos años después que empezamos a tener cabinas y a trabajar en ellas usando mecheros de alcohol dentro, porque no confiábamos en la esterilidad.
Recuerdo cuando nos hicimos merecedores al premio Alejandro Ángel Escobar. Eso fue algo importante a nivel local. Recuerdo cuando estábamos en los primeros lugares de la ciencia en Colombia y con proyectos financiados por NIH como reconocimiento a ese trabajo.”
“Me gustaría ver a CIDEIM como la gran institución que es y que ha sido en el transcurso de los años. Como pionera en investigación y como cuna de nuevos científicos”.