Es Patóloga Clínica y Jefe de Microbiología en la Fundación Valle del Lili de Cali. Estuvo vinculada a CIDEIM desde 1992 y hasta 2002 como tesista de maestría y luego como Coordinadora de la Unidad de Diagnóstico. Aún colabora con el Centro en ciertos proyectos.
“En CIDEIM aprendí el rigor con que se debe trabajar en cualquier proyecto que se emprenda en la vida, lo cual implica honestidad a toda prueba en el campo de la investigación. CIDEIM no fue un trabajo para mí: fue y sigue siendo una familia a la cual, de alguna manera un poco atrevida, aún siento que pertenezco. En CIDEIM me formé como patóloga de enfermedades infecciosas, lo cual es todo para mí profesionalmente. Es el mejor grupo humano con que he trabajado: por la pluralidad, la libertad de expresión y pensamiento, la falta de convencionalismos, la seriedad, el compromiso, la lealtad. Ha sido mi más querido lugar de trabajo. En mi ejercicio diario, la disciplina, el rigor y el nivel de exigencia que reforcé allí siguen acompañándome.
CIDEIM es único por su proyección internacional. No veo otra institución en Colombia que se le asemeje. El mayor logro de CIDEIM es haber identificado y formado personas que tenían capacidades especiales y haberlas proyectado de manera que hoy muestran en el exterior otra cara de Colombia: son colombianos destacados en el conocimiento, representándonos en escenarios que no hubieran alcanzado sino a través de su paso por CIDEIM.
Como momento crucial para la institución recuerdo el momento de apertura a otros campos de investigación diferentes a leishmaniasis que nos colocaron en un escenario más amplio en las enfermedades infecciosas. Obviamente tenía que depurarse y quedaron las líneas que lograron desarrollarse y crecer por ellas mismas. De este proceso ha quedado resistencia bacteriana.
Recuerdo algo gracioso de mi experiencia en CIDEIM: Después de trabajar todo un fin de semana extrayendo DNA de tejidos, hibridizando, transfiriendo a una membrana, etc., puse a secar la membrana en mi sitio de trabajo. Al día siguiente encontré una amable nota del estadístico sobre unos resultados míos, escrita con tinta en “un papelito que se encontró en mi puesto”: era la membrana con mis DNA. También recuerdo, como evento trágico, el proceso de enfermedad y la muerte de Luis Ernesto Giraldo”.
“Me gustaría ver a CIDEIM fortalecido como centro de formación y financiado como se merece para poder darle continuidad a sus proyectos sin tantas limitaciones, para poder mantener su valioso recurso humano y darle cabida a más personas con intereses científicos. Integrado aún más con otros centros interesados en mejorar las condiciones de salud y educación de nuestra población”.