Tania Milena Cortázar

“En CIDEIM se sentaron mis bases en investigación de manera más sólida. Estuve rodeada de gente con mucha experiencia, de gran dedicación y que sienten mucho amor y respeto por la ciencia, como la Dra Nancy Saravia, John Walker, Bruno Travi, Lyda Osorio, Liliana Valderrama, quienes terminaron convirtiéndose en mis mejores ejemplos a seguir. También recuerdo con gran cariño, admiración y agradecimiento a Rafael Góngora, quien tuvo toda la paciencia del mundo cuando nos capacitaba en las técnicas de laboratorio y nos brindaba sus conocimientos sin ningún reparo.

Otro hecho importante fue la preocupación de los directivos de que todos adquiriéramos destreza en Bioestadística, por lo que recibimos clases, con examen incluido y todo, de nuestro profesor y amigo Mauricio Pérez. Pude compartir momentos muy gratos con mis compañeros de trabajo: armamos nuestro propio club de lectura al que denominamos “Generación”. Todos los miembros de “Generación” muy juiciosos, y muy ñoños, por cierto, hacíamos exposiciones de temas diversos. Eran las únicas exposiciones que nos hacían madrugar, pues empezaban muy a las 7am, para no interferir con nuestras labores. También formamos otro club alterno, el club de cine.

Otra cosa que recuerdo es que el 11 septiembre de 2001 estábamos todos en la cafetería viendo las abrumadoras noticias acerca del suceso con las Torres Gemelas, todos boquiabiertos, sin aun poder dar crédito a tan holliwoodescas escenas; ese día nadie estaba dentro de los laboratorios antes de las 10:30am. Otro momento importante para mí fue un paseo que hicimos a San Cipriano. Fue la primera vez que montábamos en el particular medio de transporte denominado “brujitas”, empujado por severos hombres corpulentos”.

“En el futuro me gustaría ver a CIDEIM como un centro muy reconocido a nivel mundial, por su ciencia e innovación, un referente positivo de nuestro país”.